Al final de cada uno de nuestros cromosomas hay un segmento de ADN repetitivo no codificante llamado telómero. Los telómeros actúan de manera similar a la tapa protectora en el extremo de un cordón de zapato. Al igual que la tapa de plástico o metal evita que el cordón se deshilache y se deshaga, los telómeros tapan cada hebra de ADN para proteger nuestros cromosomas de daños.
Existe una investigación significativa que muestra la correlación entre la longitud de los telómeros y la vida útil. Los telómeros prematuramente acortados se han relacionado con un mayor riesgo de una variedad de problemas de salud y una menor longevidad. A medida que envejecemos, nuestros telómeros se acortarán naturalmente entre 20 y 40 pares de bases cada año, pero no tenemos que ser pasivos en este proceso.
Entonces, ¿qué podemos hacer para frenar o revertir esta progresión? Los indicadores que aumentan el acortamiento de los telómeros incluyen factores ambientales, estrés, estilo de vida y dieta. Se ha demostrado que aquellos cuyas profesiones requieren una exposición prolongada a toxinas y contaminantes ambientales tienen una reducción significativa en la longitud de los telómeros. Lo mismo es cierto para aquellos con altos niveles de estrés prolongados, falta de sueño, un estilo de vida sedentario o una dieta baja en antioxidantes.
Encontrar formas de reducir y controlar el estrés es fundamental para mantener la longitud de los telómeros. Si con frecuencia encuentra que sus niveles de estrés son ingobernables, considere comenzar a practicar yoga, practicar la meditación y tomar descansos breves durante la jornada laboral. Hable con su proveedor de atención médica sobre los suplementos que pueden ayudarlo. También se ha demostrado que dormir de siete a ocho horas cada noche reduce los niveles de estrés y el deterioro de los telómeros. El sueño adecuado permite que el cuerpo se regenere y repare el daño celular.
La investigación muestra una correlación entre el ejercicio y los biomarcadores asociados con el daño del ADN. Si bien se necesita más investigación para determinar los niveles óptimos de actividad física en lo que respecta a la protección de los telómeros, existe evidencia de que el ejercicio respalda la expresión genética involucrada en la estabilidad de los telómeros y se encuentra que la longitud de los telómeros es más corta en las personas sedentarias. Hay muchas formas de agregar actividad física a su día: camine a paso ligero antes del trabajo por la mañana, use las escaleras en lugar del ascensor siempre que sea posible, o use su bicicleta en lugar de conducir cuando el clima lo permita.
Existe evidencia de que comer una dieta rica en antioxidantes como vitamina C, vitamina E y betacaroteno se asocia con telómeros más largos. Los antioxidantes pueden proteger potencialmente a los telómeros del daño oxidativo causado por agentes que dañan el ADN. También se ha demostrado que la restricción calórica tiene un efecto beneficioso sobre la conservación de los telómeros. Por lo tanto, para reducir el ritmo del envejecimiento, podemos considerar consumir menos calorías en general e incluir antioxidantes, fibra y grasas saludables de aguacates, pescado y nueces en nuestra dieta. Los alimentos como el brócoli, las uvas rojas, las semillas de lino y chía, el kiwi, las frambuesas negras, el té verde y los tomates también ayudan a proteger los telómeros. También se ha demostrado que la inclusión de omega 3-6-9 suplementarios, probióticos, coenzima Q10 y L-glutamina promueve la longitud de los telómeros.
Parecería que los telómeros diminutos juegan un papel importante en vivir una vida más larga y saludable. Además, las mejores formas de conservarlos son limitar la exposición a las toxinas ambientales, mantenerse libre de estrés, hacer ejercicio con regularidad y llevar una dieta rica en antioxidantes. ¡Proteja sus telómeros y viva para contarlo!
Referencias
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