El cerebro humano no es como ningún otro en términos de su capacidad para sintetizar simultáneamente información y realizar tareas complejas de manera regular. Si bien sería ingenuo decir que entendemos completamente su relación con el resto del cuerpo y nuestro entorno, la investigación moderna ha dado grandes pasos para dilucidar sus diversas estructuras y funciones. Aquí presentamos un breve vistazo a nuestra comprensión actual de la función cognitiva y los factores de riesgo que amenazan su bienestar. Si bien se destaca el enfoque en la memoria, todos los aspectos del rendimiento cognitivo, incluido el lenguaje, el tiempo de reacción, el enfoque, el estado de ánimo y el procesamiento de la información deben evaluarse juntos, debido a la naturaleza altamente integradora de la mente.
¿Qué es “normal”?
Se acepta ampliamente que la memoria y otras funciones cognitivas disminuyen con la edad, pero ¿cómo sabemos si alguien tiene una disminución “normal”? Una revisión de la literatura publicada en 2004, concluyó que normalmente no se observa un deterioro cognitivo antes de la edad de 60 años. Sin embargo, hay muchos que cuestionan esta afirmación y sostienen que los signos de deterioro pueden verse a una edad incluso más temprana. Desafiando a esta escuela de pensamiento, un estudio más reciente en 2012 mostró que el deterioro cognitivo normalmente podría verse ¡a los 45 años!2
Antes de seguir adelante, es importante tener en cuenta que no todas nuestras habilidades cognitivas alcanzan su punto máximo a la misma edad. La capacidad de procesar información de manera rápida alcanza su punto máximo alrededor de la edad relativamente joven de 25 años. En otras palabras, después de los 25 años, la velocidad a la que las personas entienden y utilizan la nueva información generalmente comienza a disminuir. En contraste, la memoria verbal, el razonamiento inductivo y el razonamiento espacial alcanzan su punto máximo alrededor de los 53 años.
Finalmente, las habilidades verbales en realidad alcanzan su nivel máximo ¡después de los 60 años!1 Considerando todos estos hechos, no es justo decir que el envejecimiento conduce al deterioro cognitivo. Los investigadores también han demostrado que no todas las funciones cognitivas disminuyen de la misma manera o en el mismo grado. Por ejemplo, ahora es bien sabido que la capacidad de codificar nuevas memorias y procesar información a un ritmo rápido disminuye constantemente con la edad.1
La memoria de trabajo también disminuye constantemente; es decir, la habilidad de utilizar la memoria a corto plazo para manipular y usar información relevante. Sin embargo, es interesante que la memoria a corto plazo por sí sola no muestre este patrón de bajada a lo largo de la vida. Se encuentra que la memoria a corto plazo tiene descensos muy leves a lo largo de la vida adulta hasta que finalmente alcanza un punto de inflexión en algún lugar después de los 70 años, donde comienza un declive más agudo1.
De manera similar, la memoria autobiográfica, el conocimiento semántico, los procesos emocionales y el vocabulario siguen siendo bastante estables hasta una caída tardía en la vida1. Por supuesto, hay variaciones entre los individuos para todas estas habilidades, pero las tendencias generales siguen siendo las mismas.El deterioro cognitivo también puede decirnos mucho sobre nuestra salud general.
Curiosamente, una aceleración del deterioro cognitivo se ve a menudo de 3 a 6 años antes de la muerte de un individuo3,4. En cierto sentido, la función cognitiva es una medida relativa del propio estado de referencia y puede ser un fuerte predictor de mortalidad si las intervenciones no son aplicadas. En general, es importante saber que existe una amplia gama de deterioro cognitivo, algunos de los cuales pueden considerarse normales y otros que pueden requerir atención médica. Consulte “Términos Claves” para obtener una breve comprensión de los distintos niveles de deterioro cognitivo y la pérdida de memoria.
Medición del Declive Cognitivo: El mini examen del estado mental (MMSE)
Para proporcionar una solución a cualquier problema, primero es imprescindible comprender el problema y su gravedad. Si extravía su billetera y no puede recordar su ubicación, ¿significa que es un candidato para la demencia? Por supuesto que no… si solo sucede una o dos veces. Pero si tiene dificultades, a diario, con tareas simples como recordar la ubicación de los artículos básicos, bañarse, manejar las finanzas o mantener pasatiempos, entonces puede ser una preocupación. La demencia es un conjunto de señales y síntomas en los que se ve afectada la función cerebral, como la memoria, el lenguaje, la resolución de problemas y la atención. La enfermedad de Alzheimer es solo una de varias formas diferentes de demencia. Entonces, ¿cómo podemos determinar si una persona simplemente está envejeciendo de una manera saludable o si está en camino hacia la enfermedad de Alzheimer (EA)? En la medida en que podemos confiar en que nuestra familia, amigos o incluso médicos notarán cambios en nuestra salud mental, se debe implementar una medida objetiva para determinar mejor qué áreas de la función cognitiva pueden verse afectadas y en qué medida. Teniendo esto en cuenta, muchas evaluaciones están disponibles para determinar el nivel global de deterioro cognitivo, pero quizás la herramienta más utilizada por los profesionales sea el Mini-Examen del Estado Mental (MMSE, por sus siglas en inglés)7. El MMSE contiene 19 elementos diseñados para medir una variedad de funciones. y, en última instancia, otorga una puntuación de 0 a 30 que indica si puede haber un déficit cognitivo o demencia. Ejemplos de preguntas típicas utilizadas en el MMSE, y las funciones cognitivas que se miden incluyen las siguientes:
• Orientación: Conocer detalles sobre la hora actual y la ubicación
• Atención: La capacidad de, por ejemplo, deletrear una palabra común hacia atrás
• Registro: Medido mediante la repetición de indicaciones con nombre (memoria inmediata)
• Recordar: Mide la memoria verbal a corto plazo
• Idioma: La capacidad de escribir, hablar y entender un idioma
• Praxis: La habilidad de poner pensamientos e ideas en acción
El MMSE es una prueba popular debido a su diseño e implementación relativamente simples, junto con su capacidad para medir el cambio cognitivo a lo largo del tiempo7. También se ha demostrado que se correlaciona bastante bien con las capacidades de los individuos para llevar a cabo tareas cotidianas funcionales, por lo que ofrece una buena indicación de cómo el deterioro cognitivo puede estar afectando la vida cotidiana8. Por ejemplo, cuando una persona demuestra que está orientada y atenta a través de las pruebas de MMSE, estos hallazgos se correlacionan bien con la capacidad de comunicarse por teléfono, reconocer las señales de tránsito, balancear una chequera y realizar tareas como ir de compras de memoria8.
Por otro lado, el MMSE tiene sus limitaciones. Se considera poco confiable para medir cambios sutiles en la capacidad y tal vez esté más indicado para un uso repetido para determinar durante un período de tiempo más prolongado si se ha producido una mejora o deterioro cognitivo 7. Existen efectos bien conocidos denominados de “techo” y “piso” del MMSE, lo que significa que no puede detectar cambios cognitivos en aquellos individuos en los extremos del espectro (por ejemplo, en un hombre de 90 años con demencia severa o un hombre de 40 años con un alto nivel de educación)9. Sin embargo, el MMSE debe considerarse una excelente herramienta de evaluación preliminar utilizada en la evaluación del deterioro cognitivo. Dependiendo de las circunstancias, pueden ser necesarias pruebas más específicas e integradas.
El estudio de las monjas
El estudio de las monjas (The Nun Study) es uno de los mejores ejemplos de cómo una dieta y opciones de estilo de vida saludables pueden preservar la función cognitiva en personas de edad avanzada. El estudio de las monjas involucra la evaluación funcional continua de las mujeres en las Hermanas Escolares de la Orden Católica de Notre Dame, con permiso adicional para evaluar el cerebro de las hermanas fallecidas para la autopsia. Los hallazgos han demostrado que la no ocurrencia relativa de la enfermedad de Alzheimer (EA) en las monjas se correlaciona con su capacidad cognitiva, estilo de vida y dieta. En otras palabras, una combinación de sus estilos de vida intactos (incluida la dieta, la espiritualidad, la vida comunitaria, el ejercicio mental, etc.) parece haber contribuido a una incidencia mucho más baja de la EA que la población general5,11.
Términos Claves
Deterioro de la Memoria Asociado a la Edad (AAMI, por sus siglas en inglés): no se considera una condición patológica. Si bien la AAMI puede ser molesta para el individuo, la pérdida de memoria se considera una parte del envejecimiento normal similar a la pérdida de visión5
Deterioro Cognitivo Leve (MCI, por sus siglas en inglés): Deterioro cognitivo que se puede medir según las evaluaciones clínicas y que otros pueden ver. Sin embargo, no es lo suficientemente grave como para perjudicar sistemáticamente la productividad diaria; en otras palabras, la eficiencia de la realización de las actividades diarias puede disminuir, pero no tanto que las tareas deben interrumpirse5
Demencia: un grupo de trastornos que causan deterioro cognitivo como resultado de la muerte o daño a las células cerebrales. El deterioro cognitivo debe estar presente en dos de las cuatro funciones cognitivas esenciales (1. Memoria; 2. Lenguaje/habla; 3. Procesamiento visual; 4. Capacidad de planificación para llevar a cabo tareas complejas)5
Enfermedad de Alzheimer (EA): Una forma de demencia con criterios similares. La principal característica diferenciadora es el depósito de placas anormales de proteínas en el sistema nervioso central (conocidas como enredos beta-amiloides y neurofibrilares)5
Note: there is significant overlap between these definitions and even re-searchers have found it difficult to definitively differentiate between these terms.6 These are given as general guidelines only in order to better under-stand the varying degrees of memory/cognitive decline.
¿La pérdida de memoria siempre conduce a la enfermedad de Alzheimer?
Como se describe en el cuadro de texto “Términos Claves”, el deterioro de la memoria asociado con la edad (AAMI) parece ser independiente y no está relacionado con la progresión de la enfermedad de Alzheimer (EA)5. Sin embargo, no existe consenso sobre si AAMI tiene un riesgo mayor para el EA. Un investigador ha llegado a la conclusión de que no hay riesgo adicional, pero otros afirman que el riesgo es tres veces mayor.
Según la evidencia más reciente, parece que los individuos con deterioro cognitivo leve (MCI) tienden a progresar hacia la demencia, pero no necesariamente EA5. De hecho, algunos estudios han demostrado que hasta el 25 por ciento de las personas con MCI pueden realmente revertir a la capacidad cognitiva normal10. Para agregar a la perplejidad, un subgrupo de individuos con MCI con pérdida de memoria bastante grave, denominado MCI amnésico (aMCI), muestra de manera concluyente un mayor riesgo de desarrollo de EA. En pacientes con ICM, más de la mitad progresa a EA5.
En este sentido, el deterioro severo de la memoria en combinación con otros déficits cognitivos justifica más investigaciones e intervenciones de tratamiento para, tal vez, disminuir la probabilidad de progresión a la EA. Gran parte de la dificultad para determinar una evaluación de riesgo precisa radica en el hecho de que hay muchas características que se superponen entre las categorías de la función cognitiva. Por ejemplo, un estudio mostró que el 67% de los individuos diagnosticados con AAMI también podrían identificarse como sujetos con MCI.
Para este 67%, su evaluación de riesgos varía bastante dependiendo de la categoría en la que se colocan. La razón de esta variación, por supuesto, se reduce a las diferencias en las medidas subjetivas y las diferencias entre las pruebas objetivas (como el uso del MMSE frente al uso de otra prueba cognitiva)6. Dada la complejidad de categorizar el déficit cognitivo, así como los factores de riesgo múltiples e interconectados asociados con la disminución, parece prudente adoptar un enfoque multifactorial para mitigar y compensar cualquier factor de riesgo que pueda estar presente para el desarrollo de MCI, EA o cualquier forma de demencia5,11. Esencialmente, dado que puede haber un mayor riesgo de demencia y EA con cualquier pérdida de memoria, ¿no vale la pena tomar todas las medidas posibles para compensar este riesgo, por si acaso?
Ejemplos de preguntas del Examen de Estado Mini-Mental
1. ¿Qué día de la semana es hoy?
2. Repita estas palabras: “manzana”, “centavo” y “mesa”. Trate de recordarlas, ya que se le pedirá que los recuerde más adelante en el examen.
3. ¿Puede decirme el nombre de la ciudad en la que estamos?
4. Por favor deletrear la palabra “mundo”. Ahora, deletrear la misma palabra al revés.
5. ¿Puede realizar esta acción ?: “CIERRE SUS OJOS”.
6. Haga una lista de las tres palabras que le pidieron que intente recordar.
7. Escriba una oración completa: cualquier cosa que se le ocurra (debe tener un verbo y un sustantivo).
* Nota: Estas preguntas solo se proporcionan como ejemplos. Este no es un MMSE completo, ni califica para el diagnóstico o la evaluación adecuada de la función cognitiva. Para un examen completo, asegúrese de ver a su profesional de la salud.
Tabla 1: Factores que afectan el rendimiento cognitivo
Preservando la Memoria y la Función Cognitiva
En la Tabla 1 se puede ver una lista de los factores que parecen afectar el rendimiento cognitivo, incluida la función de memoria12,21. Si observa detenidamente esta lista de factores de riesgo, verá que muchos, si no todos, están causados por un estilo de vida y salud alimenticia deficientes. Está claro que las mejoras en la nutrición y el estilo de vida deben ser intervenciones primarias para la prevención de la memoria y las discapacidades cognitivas. Una dieta rica en grasas poliinsaturadas (como las que se encuentran en el pescado), grasas monoinsaturadas (como las que se encuentran en el aceite de oliva), vitamina E, polifenoles y antioxidantes (en alimentos como los cítricos y las verduras) se ha demostrado que posiblemente pueda disminuir la velocidad de la tasa de deterioro cognitivo y prevenir la progresión a EA1.
Desafortunadamente, con los muchos desafíos que enfrenta la nutrición óptima, a menudo también se indican nutrientes suplementarios. Ciertos suplementos han sido probados como tratamientos efectivos para el deterioro cognitivo y deben considerarse medidas complementarias con mejoras en la dieta y el estilo de vida (consulte los artículos “Suplementos conocidos para mejorar la memoria” y “Ayurveda y cognición”). Aparte de mitigar los factores de riesgo a través de medidas dietéticas, quizás la medida preventiva y la intervención de la enfermedad más importante sea el ejercicio mental. Las investigaciones han demostrado que el viejo adagio, “Úsalo o lo pierdas”, es válido en el contexto de la salud cognitiva1,5.
Los estudios en animales han demostrado que el ejercicio mental aumenta la neurogénesis (crecimiento del sistema nervioso), mientras que las observaciones clínicas apoyan esta idea de que el cerebro humano es capaz de reconstruir circuitos fallidos5. Un ensayo de control aleatorizado realizado en 2006 mostró que un programa de entrenamiento cognitivo durante 10 semanas condujo a una mejora cognitiva significativa sobre aquellos individuos que no participaron en el programa de entrenamiento22. Este efecto positivo se observó ¡5 años después de que se realizó el entrenamiento! Cabe señalar que una muestra aleatoria del grupo de tratamiento recibió sesiones de capacitación adicionales a los 11 y 35 meses que llevaron a resultados aún mejores22.
Intuitivamente, esto significa que cuanto más a menudo ejercitemos nuestros cerebros, mejor funcionarán con el tiempo. El ejercicio físico también se ha mostrado prometedor en la prevención y tratamiento del deterioro cognitivo. Ciertos estudios han encontrado que el ejercicio físico ayuda a la función ejecutiva y la función cognitiva en general, al tiempo que reduce la cantidad de pérdida de densidad cerebral con la edad (específicamente en áreas utilizadas para procesos ejecutivos)1.
Por el contrario, una revisión publicada en 2011 afirmó que aunque existen numerosos estudios positivos que apoyan la idea de que el ejercicio reduce el riesgo de deterioro cognitivo, hay “pruebas insuficientes” para demostrarlo por completo23. Como mínimo, sabemos que el ejercicio disminuye el riesgo de desarrollar otras enfermedades crónicas y, por lo tanto, puede verse como una intervención primaria para reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Al igual que con todos los rasgos, existe una variación natural entre la población en términos de función cognitiva.
No todos tienen la misma capacidad para almacenar, procesar y utilizar información, pero esto no significa que no puedan maximizar el potencial que tienen. Una mezcla de factores de estilo de vida, ambientales, dietéticos y genéticos juega un papel importante en el mantenimiento o deterioro de nuestra salud cognitiva. Sin lugar a dudas, los hábitos alimenticios saludables, el “ejercicio” mental constante y la prevención de enfermedades crónicas deben ser el tratamiento principal para la preservación de la función cognitiva.
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